La tribuna una fiesta, la gente vivió el clásico desde temprano, cotillón de todo tipo, un cuervo gigante, humo azulgrana, globos, Boedo era carnaval. Pero el verdadero baile fue adentro de la cancha: el equipo del Gallego hizo todo perfecto para ganarlo, lo aseguró y luego pudo ser mucho más abultado el marcador.
El globo llegaba ilusionado, buscando una victoria que lo dejara a 5 puntos de los líderes, pero desde el comienzo del partido, San Lorenzo se llevó por delante a un Huracán que, lejos de jugar bien, cometía muchos errores. De a poco, con orden, con firmesa, el Ciclón lo comenzó a arrinconar, hasta que llegó el primer tanto del encuentro: el Papu Gómez, con una corrida de 40 metros, metió el 1-0 con un bombazo que superó a Monzón.
Ya en el segundo tiempo, el globo no tuvo más oportunidades. Fileppetto expulsado, hecho que terminó de sentenciar el partido, y luego de eso 2 golazos más: Bordagaray gambeteando al arquero y Leiva con una exquisita definición, metiendo el 3-0 final que sigue reafirmando la paternidad. Grandes actuaciones de todo el equipo en general, aunque hay que destacar a la defensa, conformada por cuatro jugadores surgidos de las inferiores del Ciclón: Voboril, Bottinelli, Meza y Martínez.
San Lorenzo jugó, gustó y goleó, dándole un baile a Huracán, demostrándole cómo se juega un clásico. La tribuna fue una fiesta, gritando "ole, ole, ole" y ovacionando a los jugadores azulgranas, que deleitaban a su público.
De esta forma termina el clásico número 152 entre ambos, con 72 triunfos del Ciclón, 40 de Huracán y 39 empates. Es tanta la ventaja cuerva, que para emparejar el historial el globo debería ganar todos los clásicos durante 16 años. Definitivamente, hijos nuestros.
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