
No había caso. Bruno Fornaroli sumaba adeptos en la tribuna, pero en la cancha no se le daba. Hasta ayer, fueron 11 sus presencias (ocho en el Clausura y tres en la Libertadores), sin la suerte de convertir. Y para un delantero no hay mal peor. Por eso el desahogo. Por eso el agradecimiento para los pibes que armaron la jugada del primer gol y para Gonzalo Bergessio, exquisito asistidor. Es que, según el propio delantero explicó, "en lo personal, estos goles son importantes. Los necesitaba".
No es para menos. El Tuna llegó a Boedo con cierta chapa, que no pudo refrendar en competencia. Pero nunca bajó los brazos. Por eso, en el vestuario, tras la contundente victoria, se mostró "contento de verdad. Gracias a Dios se ganó bien, de buena manera. Por momentos jugamos bien al fútbol y así pude encontrar mis dos primeros goles con esta camiseta, algo que venía necesitando. Trabajo duro para esto y por fin pude gritar un gol. Bah, dos, je".
Y, justo en época de evaluación, Fornaroli concreta en la red lo que venía mostrando en el juego: buen manejo y mejor visión de juego. De hecho, él mismo explicó lo que le pidió Diego Simeone cuando lo ingresó por Diego Rivero: "Me tiré más atrás para que Gonzalo (Bergessio) quedara más adelante, tratando de abrir sobre los costados. Y lo hicimos de buena manera". Vaya si lo hicieron: en el primer gol cortinó a Bergessio y en el tercero fue Lavandina el que le puso un tremendo centro a la cabeza. En el medio, buena definición para el segundo, desairando a un defensor rival y dejando sin chances a Pezzuti.
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