
En silencio, a tono con su perfil, pasó las últimas semanas entrenándose a la par de sus compañeros, pero fuera de los concentrados. Lejos del Bajo Flores, en los escritorios, el pañuelo se agita con vehemencia. Sebastián Méndez ya negocia la rescisión de su contrato con San Lorenzo. En la semana se reunirá con el presidente Rafael Savino para cerrar su historia activa con Boedo, más allá del recuerdo imborrable, con título en el Apertura 2007 incluido. Y, para su futuro, viene madurando desde hace rato una decisión: se retiraría.
Son varios los factores que confluyen hacia la conclusión del vínculo, a los 32 años. Primero: fue una temporada accidentada para el Gallego. Entre Apertura y Clausura apenas contó diez partidos. Lo persiguieron las lesiones y hasta un problema personal que lo forzó a volverse en medio de la segunda parte de la pretemporada, en Salta, para luego regresar. También lo desgastaron algunas cuestiones que rodean al fútbol, como el meneo que pasó el plantel post eliminación copera. Hace un mes y medio, en declaraciones radiales, se mostró entusiasmado y avisó que el Casla iba a ser su último club. Pero el final se precipitó.
Desde la dirigencia se había impulsado la intención de hablar con Méndez y con Romeo para renegociar sus contratos. Claro, por problemas físicos casi no vieron acción, y la erogación por los dos oscila, entre prima y contrato, el millón de dólares. Hasta se manejó la chance de ofrecerles un nuevo lazo, pero por partido jugado. Pero el Gallego se adelantó. Ya hubo un primer contacto para cortar el vínculo. Y desde las dos partes descartan inconvenientes, por la relación existente. Patrón en cancha, clave en el vestuario, querido por los hinchas, se va. Incluso, de la cancha saltaría a la platea.
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