domingo, 13 de septiembre de 2009

Por amor a San Lorenzo



Bernardo Romeo, que dejó atrás una lumbalgia que lo marginó casi nueve meses, jugó desde el minuto 7 con el tabique fracturado, porque Montoya le pegó un rodillazo increíble, que debía haber sido sancionado con penal y expulsión. Pero la sangre de Romeo corrió en vano, porque Pezzotta, insólitamente, no vio infracción.


El doble golpe del arquero de Vélez (primero le metió un planchazo en el pecho y, luego, su rodilla dio de lleno en la nariz del punta) casi deja otra vez afuera a Berni, pero su amor propio pudo más. De hecho, San Lorenzo estuvo con uno menos durante casi cinco minutos, mientras el delantero era atendido afuera de la cancha. Incluso, tuvo que cambiarse la camiseta y después volvió a salir porque no paraba de sangrarle la nariz. Pero claro, tanto tiempo sin competir, un golpecito no lo iba a sacar de la cancha así nomás. Por eso, aunque fue el único punta neto, las peleó todas como si estuviera entero, sin buena suerte, debido a que los tanques del fondo velezano resultaron impasables a pesar de su voluntad. Incluso, varias veces hasta se abrió a las puntas con la pelota en su poder, sin encontrar un destinatario azulgrana dentro del área.


Y aunque el reglamento le daba la derecha al delantero, nadie en San Lorenzo alzó la voz en contra del árbitro. Mucho menos el propio Romeo, quien se retiró del estadio sin realizar declaraciones, con hielo sobre la nariz y la cara más que hinchada. El parte médico indicó que Bernie sufrió la fractura del tabique, por lo que está en duda para el partido de pasado mañana contra Tigre, pero además salió con un fuerte golpe en el muslo izquierdo, lo que también preocupa al cuerpo técnico.

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